La exhibición Sólo Imágenes del artista chileno Carlos Montes de Oca, presenta una serie de obras que son inspiradas en Vicente Huidobro cuando expone Caligramas en París en 1922, su paso por Madrid en 1918 proclamando el creacionismo a los cuatro vientos, en donde marcará con su presencia el inicio de otro movimiento también adherido a las vanguardias el Ultraísmo. Nicanor Parra inicia en 1952, en Santiago de Chile, El Quebrantahueso, una nueva experiencia collage junto a otros escritores, a considerar un antecedente de sus artefactos. Nos trasladamos luego al año 1954 en Brasil, donde el grupo Noigandres reinicia el trabajo con el lenguaje de lleno en el poema-objeto.

Por otro lado, los primeros poemas experimentales de Joan Brossa datan de 1941, serán exhibidos algunos de ellos en la exposición Poesía Concreta en 1971. Parra y Brossa coinciden en la antipoesía desde los 50 y se dan cita con los objetos en la exposición Mirar Poesía en Valencia en 1992.

Es en este gran territorio de experimentación de la poesía visual donde se incluye el trabajo de Carlos Montes de Oca, que desde los años 80 a la fecha ha venido desarrollando con aproximaciones hacia la pintura y la instalación, junto a otros nombres del espectro chileno como Juan Luis Martínez, Claudio Bertoni y Cecilia Vicuña.

En esta exhibición, Montes de Oca plantea “¿Cuáles son los espacios circundantes a la ficción? Una novela dentro del cuadro o bien podemos considerar el libro como un espacio donde el lector ha de entrar, dar vueltas, quizás perderse, pero encontrando en cierto momento una salida, o tal vez varias salidas, la posibilidad de dar con un camino que lo saque afuera, como señala Humberto Eco. Primero las letras forman palabras, las palabras frases y éstas a su vez se entrecruzan en estructuras más complejas. En los últimos años nos hemos enfrentado a una crisis en la comunicación en presencia, convirtiendo la vida diaria en un torbellino de millones de mensajes a través de las redes acentuando con ello la fragilidad de la memoria”.

Tres son las obras que incluye esta exposición. En la primera el término Desaparecer es el protagonista, implicando el silenciamiento y la disolución, asociado a una acción voluntaria o involuntaria. Esta doblez es también propia del lenguaje puesto que hay ciertas realidades que no podemos nombrar, de esta imposibilidad también el propio lenguaje puede transformarse en una mordaza y nos puede enmudecer.

Luego en Welcome to Chile, la mediación de las imágenes impone una distancia y la distancia crea un espacio en el que las palabras pueden resonar y multiplicar su expresión. Ahora nos podemos concentrar en ese espacio que las palabras crean entre ellas es allí donde podemos perder la mirada y dejarnos atrapar en el silencio de una imagen: diez fragmentos literarios que reúnen descripciones de la geografía de un territorio a modo de cita al paisaje en la pintura chilena.

Presenciamos cómo se va desmoronando esta geografía, hay zonas que han permanecido olvidadas, pero hay otras que van siendo borradas de la superficie. Constantemente estamos acudiendo al paisaje anterior, verificando la utopía a través de la narración, una proyección arrimada al recuerdo que sólo permanecerán en la escritura. O sea, la ficción vuelve a ser parte de la realidad. La idea central es señalizar, indicar el lugar que se esconde y habita en esta región de recorridos a través de las palabras.

Para finalizar, con Cinco fotografías el presente se ha detenido en las palabras, ahora las imágenes van apareciendo como manchas, luego podríamos hablar de los territorios manchados y de esas manchas que crecen; luego escribir la posibilidad de semejante historia si cada imagen está en el lugar de algo que nunca volverá a ocurrir.